¿Quién no pagó derechos de autor?...
... Fuente Obejuna, señor - El pueblo se levanta contra la SGAE con la obra de Lope
ÁLVARO CORCUERA - Fuente Obejuna - 20/08/2009
"Esos que nos piden dinero lo que tienen que hacer es ponerse a trabajar. ¡Que cojan un pico y una azada!". Amparo Hidalgo, 77 años, de Fuente Obejuna, era sólo una de las múltiples voces indignadas en este municipio cordobés de 3.000 habitantes -6.000 si se cuentan las 14 aldeas cercanas y que pertenecen al mismo ayuntamiento- que se vuelca en la representación de Fuenteovejuna, de Lope de Vega y que ayer congregó a más de 1.000 personas.
La SGAE reclama el dinero de las representaciones de 2004 y 2006
Pedro y Conchi: "El año que viene Ramoncín será el Comendador"
El caso de su pueblo se ha convertido en el titular periodístico más fácil de los últimos tiempos: "Todos a una", es el clamor popular. Si en la obra de Lope este pueblo andaluz cercano a La Mancha unía sus fuerzas para luchar contra la injusticia del Comendador que pretendía abusar de Laurencia y reivindicaba el derecho de pernada, en los tiempos actuales el "tirano" tiene aquí otro nombre, o mejor dicho, siglas: SGAE.
La Sociedad General de Autores reclama al ayuntamiento mellariense casi 32.000 euros. Es la deuda contraída desde 1998 por el consistorio. La mayor parte, más de 20.000 euros, corresponden a los derechos por actividades celebradas en la última década, como son conciertos o verbenas. En los que se supone que se interpretaron una serie de piezas musicales sujetas a derechos de autor, de ahí el pago. El resto de la deuda, unos 12.000 euros, tiene que ver con la representación popular de Fuenteovejuna, escrita en 1610.
Sin periodicidad fija (las últimas veces que se celebró fue en 2000, 2004 y 2006, y la primera, en 1992), Fuente Obejuna se vuelca con la representación de una obra que ha hecho internacional el nombre del pueblo. Un diez por ciento de la población participa sin más interes que el placer de juntarse por la cultura.Unos hacen de actores o actrices. Otros trabajan desde hace meses en aspectos importantes, como la música: Salvador Balaguer, licenciado en trompeta y trabajador del Ayuntamiento, ha adaptado el cancionero de Juan del Encina, melodías del Renacimiento, a los instrumentos actuales. Otros han dedicado sus esfuerzos al atrezzo. O al vestuario.
El taller de costura: diez mujeres, entre ellas Amparo, que han cosido espectaculares trajes de época cuatro horas diarias durante los últimos tres meses. Trabajo gratis. "¿Y ahora ellos vienen y piden esos millones?", preguntaba muy enfadada, aunque reconocía el enorme placer que le había supuesto la labor bien hecha: "Me da mucha pena que se termine. Teníamos un rollo...". Aquí sólo cobran los de Teatro de Arte, la compañía profesional madrileña contratada por el consistorio para dirigir al pueblo.
Durante casi todo el día, sólo unos pocos valientes se atrevían a salir a la calle. Fresquito desde luego no hace por estas tierras, pero a algunos no les quedó más remedio que apurar los últimos remates en la plaza Lope de Vega. Lo típico: ajustes de sonido, limpieza de graderío... Por allí andaba el director de Teatro del Arte, Fernando Rojas, el adaptador del texto: "No he adaptado. Yo hago una dramaturgia, hago una puesta en escena del texto de Lope de Vega, no he respetado vocablos antiguos. Pero el sonido es el mismo", defiende.
Es importante el matiz. Al parecer, según SGAE, que sea o no una adaptación tiene mucha importancia. Cuando pasan más de 70 años desde la muerte del autor de cualquier representación artística, en este caso Lope de Vega, los derechos pasan a ser públicos. Es decir, todo el mundo tiene derecho a utilizarlo y los herederos de la obra (Lope) no pueden cobrar ni un euro. Pero si una obra, sea del tipo que sea, es adaptada y firmada por otro, entonces los derechos pasan a ser de esa persona. Y eso, supuestamente según SGAE, genera un gasto. Y ahí está el problema. Pero el debate lo zanja rápido Fernando Rojas: "En todo caso, los derechos son míos, no suyos. No pertenezco a la SGAE. No renuncio a los derechos, pero los he cedido al ayuntamiento de Fuente Obejuna. La Sociedad General de Autores tiene un puro afán recaudatorio". Y argumenta: "Además, hablan por hablar. La SGAE no conoce la posible adaptación de mi texto, porque yo no pertenezco a su sociedad y no les he pasado la obra. ¿En qué se basan por tanto para reclamar?". Estas preguntas tuvieron ayer respuesta en forma de comunicado por parte de la Sociedad, que venía a reconocer que si se confirmaba que la versión es de Fernando Rojas, no intervendrían, pues no es miembro suyo.
Sin embargo, seguían reclamando el dinero de las representaciones de 2004 y 2006, adaptaciones de Javier Osorio y Emilio Goyanes, miembros, éstos sí, de SGAE. Además, según el comunicado, la Sociedad General de Autores y el Ayuntamiento de Fuente Obejuna "acordaron regularizar la deuda anteriormente referida con carácter inmediato a través de un documento extrajudicial cuyo contenido fue pactado por las partes". La alcaldesa, Isabel Cabezas (PP), comentó: "No he recibido acuerdo ni propuesta de ningún tipo desde que comenzó la polémica. A partir del lunes hablaremos de los pagos pendientes. Ahora quiero centrarme en la representación de este año". A continuación Cabezas desveló: "El lunes hablaremos con ayuntamientos que tienen nuestro mismo problema como Olmedo, Zalamea o La Vaquera de Hinojosa. Hemos buscado la parte positiva. Espero que la SGAE sea flexible con el trabajo de cientos de personas y que sean conscientes de que la obra es deficitaria".
El nombre de SGAE era aquí, en el norte de Andalucía, un ente casi desconocido hasta que llegó la reclamación. A pocos metros del graderío, en uno de los bares del pueblo, el camarero, un chavalillo joven, pone cara de póker ante el nombre de SGAE. Sabe de qué va la historia y está "indignado", pero jamás había oído hablar antes de estos "autores". La obra, que se representó desde ayer y hasta el domingo (más de 5.000 entradas, casi todas vendidas ya), es un acontecimiento clásico en la zona. No sólo en Fuente Obejuna, sino también en los alrededores. Desde Argallón, una de las 14 aldeas del municipio de Fuente Obejuna, llegaron Pedro y Conchi, hermanos, que lanzaban un mensaje: "El año que viene pondremos a Ramoncín de Comendador". En la obra, aclaremos, es asesinado por abusar de Laurencia. Cuando Fernando el Católico pide explicaciones, nadie delata al asesino. De ahí viene el "todos a una". No se llegará a tanto, pero el mensaje es claro. "Tanto como queremos defender la cultura, ¿dónde está ahora la cultura?", alzaba la voz María Jesús, una mujer de 70 años que vendía dulces para sacar dinero para la cofradía de la Soledad. Roscos, flores, perrunillas y borrachuelos, una ayudita para afrontar los 18.000 euros del manto de la Virgen, bordado en oro en Córdoba. Hay desembolsos que nunca duele hacer.
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